lunes, 5 de enero de 2009

new year

No se si esperar algo, despues de que acaba un año, simplemente agradecer el estar vivo en un país en guerra es suficiente para no desear nada más. Meditando acerca de todos los propósitos incumplidos, acerca del tiempo perdido, de las personas que se han ido, llegue a la conclusión de ya no soñar, de no inspirar un futuro mejor; quizá no haya razón en ello, pues este entorno te lleva a la decepción, a simplemente esconderte para no ser de los caídos, de los que no verán más el sol, de los que lucharon y ahora nadie los recuerda. No quiero que mi voz se opaque y que nadie diga nada, no quiero gastar mi pólvora en sanátes. Si, soy un pesimista, soy de esos que quieren salir corriendo, de los que no quieren pelear por mi país, soy de los que reniegan la realidad, soy de los que no ven el lado positivo, soy de ese tipo de personas, pero también soy una persona que no ve objetos, que desde hace mucho tiempo he tratado de alinear mi energía para trascender la conciencia, por lo mismo no me permito desperdiciar mi energía, porque la percepeción de ella es tan poderosa que enfoca, en mi caso para vivir otra realidad, para luchar por tener voz desde lejos como suele suceder en este lindo país, para que te crean debes hablar desde lejos. Esta energía enfocarla en producir ideas de cambio, en vez de utilizarla para ver como sufre mi gente. Este año quizá no exista más el amor a mi país, quizá ya no existe ese país que amé. Solo deseo que este año, todos seamos menos ajenos al dolor.

1 comentario:

Unknown dijo...

...menos ajenos al dolor, donde lo sensible te rompa en llanto en medio de las multitudes, donde te creas que sos el grano que puede acuñar el motor, donde la voz no tiene lugar sino ganas, donde el país se cae...eso no lo discuto, pero confio que mis energías no son desperdiciadas sino sostienen todavía esa columna de resistencia que todos y todas tenemos y que la rutina nos empuja a abandonarla, las causas son miles, las frustraciones algunas, creo que entonces debemos apuntarle a lo primero, sin olvidar nuestra esencia "pesimista".